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¿Cuántas veces hacemos las tareas cotidianas en modo automático con tensión, sin pensar si nos hacemos daño al movernos?

Sólo nos damos cuenta cuando ya nos duele y no podemos hacer nada más.

¿Cuántas veces dedicamos ocho  horas a nuestro trabajo y no nos paramos a pensar en cuál es nuestra posición?

Ni  que esa tarea debo hacerla durante ocho horas al día, cinco días a la semana, y cuarenta años.

Este tipo de movimientos cotidianos, insignificantes porque no nos paramos a pensar si lo hacemos bien o mal, es el que genera habitualmente tendiopatías.

Movernos sin tensión, ¿es posible?

¿Quién no ha tenido dolor de codo, o de hombro, en la rodilla, el talón cada vez que nos movemos?

O en el angular de la escápula,  que se refleja a nivel cervical con dolor que se incrementa conforme pasa el día.

Este tipo de lesiones  suelen ser producto de movimientos incorrectos repetidos durante meses o años.

Es decir, se puede presentar dentro de un proceso agudo pero en un contexto de unas posturas incorrectas y unos movimientos incontrolados que favorecen la irritación del tendón en su inserción próxima al hueso.

¿Cómo comienza la tensión en el movimiento?

Todo comienza con un desgarro de las fibras de colágeno que generan inflamación.

Rápidamente el cuerpo busca cómo solucionar ese daño y se produce una proliferación de células tendinosas y sustancia base.

Al final de este proceso sólo hay dos salidas: o reparación de los tejidos o imposibilidad del organismo para regenerar, provocando más tensión y sobrecarga sobre la zona dañada.

Al final se convierten en lesiones sordas y silentes que se acentúan en mayor o menor medida dependiendo de la actividad.

Esta tensión genera infinidad de compensaciones que generan dolor y patología en otras zonas adyacentes.

Es importante saber que sin carga los tendones pierden su función.

Es conveniente someterlos a una tensión controlada con ejercicios isométricos que mantengan al tendón en forma.

Hay que tener presente que el reposo prolongado daña su estructura por estar diseñados para el movimiento y la actividad.

Esto produce que permanezca la recidiva y las molestias cada vez que se abuse de dicha articulación en su movimiento concreto.

¿Cómo podemos reeducarnos para evitar la tensión en el movimiento?

Durante la historia clínica se debe valorar si el paciente  toma antibiótico (quinololas).

Esto es debido a que este tipo de medicación es más proclive a la aparición de tendinopatías.

Pero en circunstancias normales, cuando aparece un cuadro de tendinopatía es necesario recuperar la función de esa articulación.

En primer lugar, el objetivo será reducir el dolor y la inflamación.

Pero acto seguido es necesario reeducar la función de esa articulación entrenando  toda la musculatura que realiza ese  movimiento correcto.

En Gent Nova poseemos aparatología que ayuda a remitir ese dolor e inflamación con radiofrecuendia, magnetoterapia, acupuntura…

Pero también estamos especializados en reeducación del movimiento y la postura.

Nos preocupa tu puesto de trabajo y de cómo realizas tus tareas cotidianas, lugar donde habitualmente aparecen las lesiones.