Espondilitis Anquilopoyética

La  Espondilitis Anquilopoyética es una enfermedad reumática de la inflamación de los ligamentos y las estructuras óseas. A nivel de la articulación sacro-ilíaca y la columna vertebral.

Cursa con dolor crónico e impotencia funcional que empeora en momentos de inactividad (sobre todo por las noches).

Al ser una enfermedad artrítica evoluciona en brotes de dolor intermitentes que pueden llegar a la deformidad de la columna. Se manifiesta en personas jóvenes, entre los 16 y 30 años de edad. Tiene mayor incidencia en hombres que en mujeres. En ellas es más dificultoso su diagnóstico porque suele ser más leve en los síntomas.

El 90% de las personas aquejadas de esta enfermedad presentan un gen alterado (HLA- B27). Provoca una respuesta inmunitaria agresiva contra el propio organismo. De esta forma se facilita una inflamación latente que daña las estructuras articulares y ligamentosas.

Es fundamental un trabajo interdisciplinar, para abordar toda la sintomatología del paciente, desde un punto de vista etiológico. Se consigue corregir los diferentes terrenos biológicos debilitados que favorecen el proceso degenerativo e inflamatorio.

La prevención y educación en hábitos saludables (modo de sentarse, forma de cargar pesos, cómo agacharse a coger cosas del suelo…) y todos los consejos necesarios adaptados al trabajo diario de la persona.

Terapia Manual

Es una herramienta que ayuda a relajar los tejidos. Proporciona un bienestar y relajación a nivel físico y mental cuando no hay un brote agudo.

El enseñar o fomentar un ejercicio moderado para evitar la rigidez, para conseguir un movimiento fluido en la persona.

La utilización de la Diatermia (R-200) , aparatología de última generación, que actúa de forma profunda, que trabaja sobre estructuras ligamentosas de la columna, y de la articulación sacro-ilíaca, a un nivel donde con la terapia manual, estiramientos, etc, no alcanzan, ayudando a regenerar tejidos y a su vez desinflamando las zonas articulares lesionadas.

Enseñar al paciente una dieta, donde él mismo podrá ver los importantes cambios que generan unos alimentos que aporten la energía necesaria, pero a su vez no provoquen más inflamación, o aminoren otros síntomas intestinales  que permitan un reequilibrio en el organismo.

Partimos de la base de que todos tenemos un terreno débil o somos proclives a una determinada enfermedad por predisposición genética. Cuando cuidamos la alimentación estamos ralentizando el proceso degenerativo y mejorando nuestra salud y calidad de vida aunque sepamos de qué pie cojeamos.

FRANCISCO JAVIER CANO GIL

FISIOTERAPEUTA