Las cefaleas son una causa frecuente de visitas bien al médico de cabecera cuando resultan leves o moderadas, bien al neurólogo cuando llegan a ser, en muchas ocasiones, invalidantes. Podemos distinguirlas entre:

-agudas o puntuales (por un golpe de calor) y crónicas (es la más común  en la que suelen aparecer procesos agudos dentro de la cronicidad),

-por vacío o falta de vitalidad energética genera,

-por exceso energético o hipermetabolismo orgánico y visceral,

-causada por factores externos climatológicos o factores más interno relacionadas a problemas orgánicos, viscerales, emocionales, sociales, laborales, problemas del sueño, desajustes en la dieta, exceso de carga electromagnética, tabaquismo o alcohol que no somos capaces de valorar y que son de gran importancia,

-tampoco debemos olvidarnos de enfermedades craneales que sólo pueden recibir tratamiento médico como son las lesiones, tumores o infecciones intracraneales, infecciones meníngeas o neoplasias que afectan al cráneo en las que la cura pasa por la resolución de la enfermedad que la produce.

Al igual que las huellas dactilares, en la que ninguna es idéntica a la otra, en el caso de las cefaleas debemos estudiar pormenorizadamente cuál de las causas mencionadas anteriormente pueden estar provocando dicha patología más o menos invalidante y que se manifiestan con una alta prevalencia en la población mundial en forma de absentismo laboral por ejemplo.

El estudio individualizado y la valoración de las posibles causas debe ser la clave para abordar el tratamiento y poder mejorar nuestra salud y calidad de vida.  Tras una cefalea crónica siempre hay algún terreno biológico desajustado y deberemos detectarlo para ser capaces de solucionar un dolor que en condiciones normales no debería manifestarse. Es decir, lo normal es no tener dolor de cabeza, igual que debería ser normal no tener dolor de regla o dolor en un pie cuando no ha habido ningún golpe que lo justifique.

Resumiendo, cada cefalea es fabricada por una persona con su peculiar biología alterada. El profesional, a través de la descripción que relata el paciente, de cuándo comenzó el dolor de cabeza, la calidad, cantidad y duración de dicha limitación deberá, en primer lugar,  determinar si dicho dolor de cabeza se constituye en un terreno de debilidad o de exceso energético. Debemos valorar la tendencia a un determinado estado del organismo sabiendo que hoy podemos estar pletóricos y mañana cabizbajos siendo la misma persona ayer y hoy.

A partir de ahí, la MTCh es muy rica en matices y síndromes que van guiando al profesional hacia la raíz del problema. Cuando la cefalea no se resuelve no es porque la acupuntura no funcione, es porque el diagnóstico no ha sido preciso o no se habrán tenido en cuenta todas las posibles variantes que pueden acarrear el dolor de cabeza de esa persona en concreto.

Por supuesto se necesita la colaboración, el esfuerzo y el compromiso del paciente cuando es necesario cambiar determinados hábitos alimenticios, de sueño, posturales… pequeñas cosas que no parecen importantes pero que terminan resolviendo una patología que en muchas ocasiones se convierte en un auténtico “rompecabezas” dicho sea de paso.