La Moxibustión es una técnica de la Medicina Oriental: China, Japonesa, Coreana y Tibetana. En cada uno de estos países varía su uso y forma de aplicación, aunque la base y el origen es el mismo.
De la mano de la Medicina China, la más famosa de todas ellas, en España conocemos técnicas como la Acupuntura, el uso de Ventosas (muy utilizado en el mundo del deporte), la Fitoterapia (uso de plantas medicinales) y también la Moxibustión.
Qué es la Moxibustión
La Moxibustión es una técnica que consiste en el uso terapéutico del calor y el humo que desprende al quemarse una planta llamada artemisa o moxa.
Su origen está en la Medicina China, pero su desarrollo en Japón la convierte en un arte además de un auténtico tesoro para la salud.
La moxa es antiinflamatoria, analgésica, calmante, emoliente, antibacteriana, antimicrobiana, anticonvulsiva, digestiva y además, tonifica nuestra energía. Su humo desprende aceites esenciales con efectos terapéuticos.
Es especialmente útil para tratar dolores musculo-esqueléticos e inflamatorios como reuma, artrosis, lumbago, pero también muchos otros problemas de salud como el insomnio, problemas digestivos, respiratorios o los causados por el estrés.
El objetivo de esta técnica es equilibrar el organismo. Esto es posible gracias a los estímulos que genera este específico calor ya que su rango de frecuencia es el mismo que el de nuestras células que vibran entre 4 y 14 micras. Cuando se combustiona la artemisa se produce ese tropismo necesario para el restablecimiento del área a tratar.
Moxibustión China
Habitualmente emplea «puros» o bastones de pequeño tamaño, que se encienden a modo de cigarro, y se utilizan para calentar puntos del cuerpo sin tocar la piel. Estos puntos coinciden con los que se emplean en Acupuntura y están situados en los canales o meridianos que recorren el cuerpo. Se busca que la zona se llene de energía y calor.
Moxibustión Japonesa
El carácter japonés sin duda ha influido en el desarrollo de esta terapia, haciéndolo más refinado y eficaz. NO se busca que la zona se caliente, sino que reciba la frecuencia (vibración) equilibradora de la artemisa.
En este caso, el terapeuta colocará sobre la piel estructuras de lana de moxa de la mayor calidad y pureza formando «conos» de diferentes tamaños según el objetivo que se busque. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen o se atenúan notablemente desde la primera sesión, produciendo una mejoría en los siguientes 3 días.
Dependiendo de la profundidad de la lesión o desequilibrio que tenga el paciente, el número de sesiones necesarias variará. También hay que tener en cuenta que en patologías crónicas que ya hayan afectado otras partes de nuestro organismo, es probable que sea necesario usar otras terapias y/o hacer cambios en los hábitos de alimentación, etc.
Las técnicas japonesas son muchas: Okyu, Fukaya, Koshishi Kyu, Danokyu, Shogakyu… y será el terapeuta el que decida cuál aplicar en cada momento para lograr la mejoría del paciente. Según la elegida, se usará más o menos cantidad de conos, cuyo tamaño puede variar desde un pequeño «hilo» hasta un cono del tamaño de una magdalena, e incluso el uso de otros elementos como el bambú o el jengibre.
Finalmente, esta práctica se puede orientar desde dos enfoques.
El primero de ellos, desde la prevención, a través del fortalecimiento del organismo.
El segundo es como tratamiento de determinados problemas de salud.
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